jueves, 28 de abril de 2011

La interminable malla vial: Lo complejo de la movilidad en Bogotá, no se puede atacar sólo con -pico y placa- y Transmilenio


Publicado por: Jonathan Andrés Murillo Mosquera
Sara Juliana Torres Mosquera


Bogotá es la ciudad con mayor densidad poblacional por kilometro cuadrado en América Latina. Tal atributo en ausencia de una infraestructura adecuada, un fortalecimiento institucional del transporte público y una malla vial en excelentes condiciones han generado problemas de movilidad y congestión vehicular.

A finales de los años ochenta y principios de los noventa, la capital tenía graves dificultades en la calidad de la infraestructura y la prestación de servicios públicos. Sin embargo, con las medidas que trajeron la descentralización del poder político y la Constituyente de 1991 - en términos de elección libre de alcaldes, y el sistema de planeación a nivel nacional, departamental y municipal- de la mano de una sobresaliente gestión en las pasadas administraciones se transformó la ciudad positivamente, destacándose frente a otras ciudades Latinoamericanas por el crecimiento de su economía y la cobertura de servicios públicos (agua potable, alcantarillado, salud, etc.).
En la actualidad esta visión de la “Bogotá ejemplo” se ha visto afectada por diversos factores como la inseguridad, el problema de la movilidad y los escándalos de corrupción, que han traído consigo, las contrataciones que se llevaron a cabo para la realización de la malla vial. Hoy estas circunstancias están en la mira de todos los ciudadanos, pues han logrado afectar de igual manera a propios y extraños.

Ahora, prestando suficiente atención al debate actual, el problema de la movilidad en Bogotá se ha reducido a la restricción de carros particulares –pico y placa- y al tema de la construcción de obras con el objetivo de tener mejores vías y un sistema de transporte masivo.

Lo anterior, ha limitando la respuesta de la administración actual, dejando de lado, el tema de la movilidad como un problema urbano que debe atacarse desde variados y alternativos puntos de vista, teniendo en cuenta su complejidad. Por lo anterior, la administración también se debe preocupar por generar políticas que influyan en el comportamiento de todo colectivo social afectado.

Con esto, la gobernabilidad local que llegó con el proceso de descentralización que se dio en Colombia -y junto a ésta el desarrollo de las mismas ciudades- se ha debilitado a partir de las ingenuas y precarias respuestas que se han dado a las enormes e importantes demandas de movilidad de la población bogotana en el último gobierno liderado por el alcalde Samuel Moreno.

Si, Bogotá necesita de una malla vial de calidad, pero ésta no se está suministrando. Se están destruyendo calles y avenidas importantes y estratégicas en toda la urbe, ¿para qué? Si en uno o máximo dos años nuevamente habrá la necesidad de reparar las lamentables vías que pretendidamente se están construyendo. Entonces, ¿hasta qué punto valdrá la pena la cantidad de vías cuando su proyección de calidad no supera los atributos de éstas? poniendo así en duda la misma articulación entre la capacidad de respuesta y la calidad de ella que determinan la importancia y conservación de una buena política pública en la gestión de los gobernantes.
Como resultado de lo que hemos vivido durante los últimos años, se observa un retroceso en lo logrado en materia de movilidad y confianza en las gestiones realizadas por los anteriores gobiernos, pues este problema urbano que hoy nos afecta a los bogotanos nos es solo a nivel material, es decir en la propia utilización de los recursos públicos y su gestión, sino también a un nivel más humano, pues como ciudadanos estamos considerablemente afectados por la falta de proyección y planificación apropiada al momento de ejecutarla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario